miércoles, 8 de febrero de 2012

MI PUTISIMA VIDA EN LA TIERRA



A los siete años, yo estaba llena de canas. No sólo me las sacaba mamá con sus constantes berrinches, sino también la lectura.

Cuando aprendí a leer  me enteré de lo putísima que era la vida cuando es escrita. Y fue tal la malasangre que la melanina se asustó y comenzó a retirarse de mi cabeza. 


Me leí de pe a pa lo que parecía ser el diario íntimo de mamá:
.6 brócolis, 1 zapallo, 4 berenjenas, 3 kilos de nabo, 5 kilos de osobuco. 
Pensando en cómo viajar a Saturno,
abrazada a mi úlcera como a un querer.
Allí estaban todas sus obsesiones. Hasta las había pesado.

Y como sus obsesiones eran mi tormento, además de canas, tenía una úlcera. Me calmaba los dolores aspirando de las latas de pinturas. Y aspiré tanto que elevé mis niveles de plomo en sangre.


-¿¿Qué dice??

-Su hija tiene saturnismo.

Le dijo a mamá un astrónomo al que ella llamaba Dr. Piantuchi.(*)

Canosa y con úlcera, para mis hermanas era la vieja de siete años oriunda de Saturno. Hasta que mis amigas la Negra y Mary me sacaron de aquella vejez galáctica.

-Es de mi mamá, vas a quedar bien.

-Sí, igualita a Rita Hayworth.

Con esa tintura quedé igualita a la mamá de la Negra.Y nunca más me teñí el pelo. 

Eso sí, sigo aspirando dentro de las latas de pinturas o lo que pinte y aún mi vida puta -escrita o no- no conoce Saturno. 

(*)NOTA DE LA ABUELA 
Ah, el viejo Piantuchi!  Con razón  nunca le dieron la matrícula.