domingo, 22 de abril de 2012

EL DIA EN QUE DEJÉ DE COMER A MIS AMIGOS


-Contestame, chinita de mierda…!
A veces mamá daba en el clavo. Yo era pura mierda. Nervios, músculos, higados, intestinos, ubres, médula ósea, cerebros, riñones todo descomponiéndose en mi estómago. Eran de hijos, hermanos, madres, padres, sobrinos, nietos de alguien que seguramente los extrañaba y que desfilaban sobre la mesa familiar día tras día. Cualquiera podría haber sido amigo mío. Pero me los comí. A todos.

Hasta que un día decidí parar la matanza. Lo de Hally no tenía perdón.
-Mmmm... esa vieja quiere mi cresta, Silvie, amore.
-No, Hally. Quiere tu pechuga.




-Contestame, ... dónde está el mantel?


Y dónde va a estar! En la camita de Hally… pero… dónde está Hally!?!?!
Además de pollo, él era mi amigo. Le decíamos así porque tenía una cresta parecida al jopo de Johnny Hallyday
Su amor, su cómplice y todo era  Susana,la gata, por lo que temporariamente le cambiamos a ésta el nombre y le pusimos Sylvie Vartan. Si bien alguna vez Sylvie le arrancó un par de plumas a Hally siempre le respetó la cresta, el eje de su ser.


-Contestame, te digo, dónde está el  mantel nuevo?


-Qué mantel, má… y Hally!?!?!

-Arriba de la mesa… y el mantel?

Pero si no lo dejaba ni asomar al comedor, qué hacía arriba de la mesa!!?!? 
Y me llegó un aroma con olor a respuesta. Nadie puede saber lo que es el pánico si ignora cómo huele un amigo al horno. Y allí yacía, humillado, sobre una fuente. Sin plumas. Sin proyectos. Sin papas. Sin un futuro de caminatas con Sylvie. Y lo peor. Sin su cresta.
Sólo calmé mi angustia imaginando el olor a madre quemada.

-Pe… pe… pero dónde está el pollo?!?!?!?!?!

-Qué pollo?

-No te hagas la viva con tu madre porque te rompo el culo a patadas…DONDE ESTA EL POLLOOOOOOO!!!

Nunca supe dónde estaba el pollo. Lo que sí sabía era dónde descansaba mi amigo Hally. En alguna arruga de su culpa, mi madre guardaba la respuesta. Pero jamás la planchó.
Gracias a la colaboración inestimable de la lengua de Sylvie, Hally quedó sin restos de albahaca y romero y, limpito como un bebé, lo enterré cerca de las hortensias.
Sylvie se recuperó rápido y volvió a llamarse Susana. Yo decidí nunca más comerme a mis amigos  y volví a ser una mocosa de mierda, pero de pura mierda humana.Y vegana.

NOTA DE LA ABUELA
No te rompió el culo a patadas porque se esguinzó el pie cuando quiso exhumar la cena. Esa es la verdad de la milanesa… de soja.


jueves, 5 de abril de 2012

¡¡¡DE QUIÉN ES ESTA PELOTUDAAAA!!


Consultorio Dr. Precioso. 9 AM. Niña con vejez prematura mirando al sudeste. Madre con felicidad retrasada mirando en el sentido contrario a las agujas del reloj.

-El Dr. Piantuchi dice que tiene saturnismo, doctor.

-No, señora, es sorda. Tiene un tapón de cera y ese tapón le ha provocado unas ampollas alrededor del tímpano. Esas ampollas tienen que desaparecer. Sí o sí. ¡Hay que quemárselas ya! ¡¡Pero ya, ya!! (*)

Y se abrió la temporada de caza mayor de tímpanos.
Todos los días mamá humedecía con alcohol una mecha que llegaba a las antípodas de mi tímpano. Una parte de mi ser en el mundo se quemó con aquellas ampollas. Todos los días durante un mes fui llevada al límite del dolor. Cuando el dolor deja de ser dolor y pierde la verguenza. El dolor desnudo. La otitis.

Mamá y la solución final para la viejita precoz.
-Quedate quieta, mierda, ¿¡¿¡¿¡¿o vos creés que a mí no me dueleeeeeeee?!?!?!?



No solo no le dolía. Vio una oportunidad de vengarse por todas y cada una de las veces que se preguntó porqué me trajo al mundo y no encontró respuesta. Y empezó por el tímpano. Desde ese día, me lamí las heridas y jamás me quejé de ningún dolor. Y menos con la enfermera vengativa que me parió.

-Mirala... el problema de tu hija es otro.... mirala... ya se metió en el gallinero.
¿La ves o no la ves, Julio? Ahí está trepada al paraíso... ¿le ves la cara?... nooo... no es que no nos escuche o que tenga saturnismo... lo veo clarito... qué tímpano ni que ocho cuartos... si ya le quemamos todas las ampollas!... es pelotuda, nomás, pobrecita...

Nunca supe si la otitis me había hecho pelotuda o, simplemente, lo fui desde que llegué al planeta y me di cuenta de que nadie me esperaba. 
NOTA DE LA ABUELA
(*) Siempre se dijo en el barrio que el dr. Precioso era un sobreviviente del Graf SpeePor eso se entendieron tan bien con tu mamá. ¡Heil, Precioso!