-Contestame, chinita de mierda…!
A veces mamá daba en el clavo. Yo era pura mierda. Nervios, músculos, higados, intestinos, ubres, médula ósea, cerebros, riñones todo descomponiéndose en mi estómago. Eran de hijos, hermanos, madres, padres, sobrinos, nietos de alguien que seguramente los extrañaba y que desfilaban sobre la mesa familiar día tras día. Cualquiera podría haber sido amigo mío. Pero me los comí. A todos.
A veces mamá daba en el clavo. Yo era pura mierda. Nervios, músculos, higados, intestinos, ubres, médula ósea, cerebros, riñones todo descomponiéndose en mi estómago. Eran de hijos, hermanos, madres, padres, sobrinos, nietos de alguien que seguramente los extrañaba y que desfilaban sobre la mesa familiar día tras día. Cualquiera podría haber sido amigo mío. Pero me los comí. A todos.
Hasta que un día decidí parar la matanza.
Lo de Hally no tenía perdón.
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-Mmmm... esa vieja quiere mi cresta, Silvie, amore. -No, Hally. Quiere tu pechuga.
-Contestame, ... dónde está el mantel?
Y dónde va a estar! En la camita de Hally… pero… dónde está Hally!?!?! |
Su amor, su cómplice y todo era Susana,la gata, por lo que temporariamente le cambiamos a ésta el nombre y le pusimos Sylvie Vartan. Si bien alguna vez Sylvie le arrancó un par de plumas a Hally siempre le respetó la cresta, el eje de su ser.
-Contestame, te digo, dónde está el mantel nuevo?
-Qué mantel, má… y Hally!?!?!
-Arriba de la mesa… y el mantel?
Pero si no lo dejaba ni asomar al comedor, qué hacía arriba de la mesa!!?!?
Y me llegó un aroma con olor a respuesta. Nadie puede saber lo que es el pánico si ignora cómo huele un amigo al horno. Y allí yacía, humillado, sobre una fuente. Sin plumas. Sin proyectos. Sin papas. Sin un futuro de caminatas con Sylvie. Y lo peor. Sin su cresta.
Y me llegó un aroma con olor a respuesta. Nadie puede saber lo que es el pánico si ignora cómo huele un amigo al horno. Y allí yacía, humillado, sobre una fuente. Sin plumas. Sin proyectos. Sin papas. Sin un futuro de caminatas con Sylvie. Y lo peor. Sin su cresta.
Sólo calmé mi angustia imaginando el olor a
madre quemada.
-Pe… pe… pero dónde está el pollo?!?!?!?!?!
-Qué pollo?
-No te hagas la viva con tu madre porque te
rompo el culo a patadas…DONDE ESTA EL POLLOOOOOOO!!!
Nunca supe dónde estaba el pollo. Lo que sí
sabía era dónde descansaba mi amigo Hally. En alguna arruga de su culpa, mi madre guardaba la respuesta. Pero jamás la planchó.
Gracias a la colaboración inestimable de la
lengua de Sylvie, Hally quedó sin restos de albahaca y romero y, limpito como un
bebé, lo enterré cerca de las hortensias.
Sylvie se recuperó rápido y volvió a
llamarse Susana. Yo decidí nunca más comerme a mis amigos y volví a ser una mocosa de mierda, pero de pura mierda humana.Y vegana.
NOTA DE LA ABUELA
No te rompió el culo a patadas porque se esguinzó el pie cuando quiso exhumar la cena. Esa es la verdad de la milanesa… de soja.