martes, 31 de enero de 2012

UNA PEDÓFILA EN IPANEMA




Queridas Mary y Negra:  

Hace diez días que estamos con abu en Ipanema. Nos han pasado tantas cosas que ya me olvidé de dónde venimos.

En el primer día de playa, nos robaron hasta las frutas. Las frutas que cualquiera puede arrancar de un árbol carioca.

En el segundo día, la abuela se fue de compras y terminó en una favela.

Mientras, la abu intentaba comprar garotos en una favela y creyeron que era una pedófila.
Y al tercer día yo desaparecí dentro de una jarra de caipirihna sin ningún interés por volver a tierra firme.

Desperté en un hospital. Lo primero que vi fue el rostro de la abuela. Dormido. En la cama de al lado. Con suero.

Parece que  la cana hizo una redada en la favela buscando gente sin futuro y abu quedó enganchada en la red como los bagres del Paraná, esos que pescaba mi tío Adolfo y los mataba con un machete de la bronca que le daba que no fueran pejerreyes(*).

Eso le pasó a la abu. A la cana le debe haber dado bronca esta vieja arruinando la redada. Buscaban pejerrey. Y se fueron con un bagre. O capaz que como les dijo que buscaba Garotos para llevar a Argentina creyeron que era una pedófila internacional.

Dice la abu que el nuestro es un viaje fabuloso. Pero que no le tenemos que contar a mamá nada que contenga palabras como coma alcohólico, robos, favelas, redadas, hospital, cárcel, pedófila.
Como no podemos contarle nada, la vamos a tapar de Garotos y remeras Hering.

Mary, Negri, tengo que terminar la carta. Ya tenemos que dejar el hotel. El conserje nos dio dos horas para que salgamos de la habitación. En Brasil todo es así. Adonde vamos nos avisan que tenemos que irnos.

Esta noche dormiremos en la playa. En Ipanema todo está ocupado. La abu dice que ahí nadie nos va a decir que tenemos que irnos. ¡Por fin en un lugar fijo! Estamos chochas.

¡Las extraño tanto!
besos
Marty

p.d. 
dice la abu que tampoco podemos nombrar la palabra abuela.

(*)Nota de la Abuela
El asqueroso de Adolfo.Tan cruel con los bagres. Y se casó con uno. 

jueves, 26 de enero de 2012

YO NO FUI ASESINA CULPA DE OLGA ZUBARRY




Con este cuchillo para pan le cortaría esas orejas horribles que tiene. Total, es sordo. Y mudo. Le hablo y no me contesta. Tiene siete días de vida y ya es un tipo insoportable. No entiendo cómo ella puede querer a este infeliz que siempre huele a mierda. Qué te pasó tía, vos que eras tan limpia.

Ni un martillo hay en esta casa. Siento que alguien está leyendo mis pensamientos en castellano. Así que voy a pensar en francés. Como no sé francés, voy a hacerlo en mandarín. Tampoco sé mandarín pero los que me están leyendo el pensamiento parece que tampoco. Así que puedo pensar en cualquiera de todos los idiomas que no sé.

Ningún objeto contundente hay en esta casa. Una pala. Un rastrillo. ¿Por qué? Porque no les gusta arreglar el jardín. Será por eso que no tienen ni un metro cuadrado de tierra? ¿Y la fosa, qué? Acaso pretenden que la haga en el piso dela cocina, con ese porcelanato choto que mamá exfolia todos los dias como si fuera su cara? qué dificil ser asesina en un mundo tan hogareño

En estos momentos tengo ocho años y soy la mayor en la casa sin jardín, sin palas, sin fosa. estoy sola sin saber mandarín y sin que nadie me lea lo que pienso en español. Te voy a cortar en rodajas, pedazo de mierda(*)

-Ay, mirá, Sara, mirá dónde dejé la revista… al lado de la cuna.

-Bien Martita, cómo cuidaste a tu primito, eh? Muuy bien!

-Y llevá este cuchillo para el pan a la cocina. Se ve que lo traje con la Radiolandia. Mirá lo linda que sale Olga Zubarry en la tapa!

-Ay, sí! Tuvo otra hija, che?

Y nos fuimos, todos juntos, a la vereda. Mamá, mi amada tía Sara, Olga Zubarry, la hija de Olga Zubarry, el sorete... y yo con mis pensamientos mandarines.

(*)NOTA DE LA ABUELA 
Siempre te gustó cortar el pan en rodajas... o lo que sea

UNA COCHINA EN LA COCHINA MISERIA


A los siete años, ya estaba en la calle. Mi bancarrota se debía a una seguidilla de malas decisiones y peores asesoramientos. Por no decir las cosas a tiempo, siempre me hice pis encima lo que me llevó a preocuparme más por cuestiones hidrófugas que por el cuidado de mi patrimonio.
Lo fui perdiendo todo. Chupete, moisés, cuna, papillas. Y hasta el triciclo. El ícono de mi identidad, mi ser en el mundo. Y en todos los mundos.
Yo confiaba en mamá, en papá.

Un día volví a casa después de apostar fuerte a las figuritas y vi que también había
perdido mis sandalias skeepy con ese olor a plástico y queso que me hacía volar. Sí, me apretaban los pies pero acaso la felicidad alguna vez me reclamó por los juanetes?. Además, todos me conocían por ellas. Ahí va la nena de los drooker. Ah, sí, la chiquita con olor a porsalut (*).
Yo dejé de confiar en papá y en mamá.
Me despojaron de todo. Pero lo peor era ver a mi hermana menor a bordo de mi identidad de género. Género humano. Yo era más de este mundo con mi triciclo.
Y no contentos con semejante despojo, me tiraron las skeepy a la basura. Inolora y sin medio de movilidad, desaparecí de los lugares que solía aromatizar. Y pasé a la clandestinidad barrial.
-Y!?!?…. Viste lo que hay en el comedor, Marta? Qué nos decís? Te gusta?

El tele. El primero.Y como una cañita voladora salí de la clandestinidad.Y lo vi. Perdí el habla y la audición. Se me paralizaron los párpados y las piernas. Se me cayeron los dientes, las uñas, las pestañas, la lengua y la bombacha. Y, en pleno éxtasis, me cagué. Allí estaban esperándome La Caldera del diablo, Randall el justiciero, Tuckson Arizona, Mister Ed, El Show de Dick Van Dike.
-Che, la nena se cagó…
-Cochina! …justo ahora que éramos tan felices.
Desde entonces tengo estreñimiento. No quiero gente desgraciada a mi alrededor.
Y volví a confiar en mamá y en papá.
La diosa fortuna jamás acepto mi adoración por lo que cambié de creencia. Y dejé el triciclo para mi hermana menor. Y me hice acólita de la Iglesia Catódica.
Sigo en la cochina miseria, pero siempre tengo un tele a mano. Y aunque ya no me cago de la emoción, salgo de mi clandestinidad cada vez que lo enciendo.

(*) NOTA DE LA ABUELA
Nietita olorosa, recuerdo muy bien el sólido aroma de las skeepy y, sin dudas, era dambo.

YO NO SOY UNA PAPA



Nací con cinco kilos cuatrocientos gramos. Ni más ni menos. Lo necesario para partir en dos a mamá.
Vi la luz en una clínica recién pintada y ninguna preparación para recibir a la mega bebé ni atender  a las mitades maternas. Será por eso que mamá valía por dos.
Todos miraban cómo se hundía el colchón sobre el que me apoyaban y cómo se tensaban los músculos de los brazos que me alzaban. No sabían muy bien qué hacer conmigo. Si usarme como mancuerna o dejarme en la cuna hasta que saliera por mis propios medios.
Iba de brazo en brazo como una super papa caliente. Hasta que se cansaron. Mi soledad de tubérculo neonatal me llevó a ser la más reflexiva de los bebés de la época.
Y decidí no crecer.
Aquellos cinco kilos  cuatrocientos gramos fueron mi primer exceso. Y son los mismos cinco kilos cuatrocientos gramos que siempre tengo que bajar pero se resisten a hacerlo. No es que los tenga de más. Es que no saben adónde ir.
Quizás se deba a que soy una inmadura, a que no quiero ser sólo una papa caliente (*), a que no me hago cargo de mis impuestos ni voy a todas las reuniones del centro vecinal. O simplemente, a que ese niño que todos llevamos dentro yo lo llevo también por fuera. Y es niña.
Debería pensar en eso cada vez que hago ejercicios. Una bebé se puede ir por mi transpiración y diluir a la que he sido.
-hey! me escuchás?
- emmm  sí?
-te decia si ya no usás la bici
-no, tomá, matate vos!
Y nunca más volví al gimnasio. (*)


(*) NOTA DE LA ABUELA 
Entonces, nena, sos papa.

martes, 17 de enero de 2012

SEXO SIN DIENTES

Deberían haberla clausurado. Mamá no tenía salida de emergencia. Y había permanentemente riesgo de incendio en sus inmediaciones.
- Chinita de porquería....! mirame a los ojos cuando te hablo... explicame qué es esto.... QUE ES ESTOO..... QUE ES ESTOOO.......QUE ES ESSSSSSSTOOOOOOOOOOO!!!!.
Como si fuera fácil explicarle a una madre a repetición qué hace una con revistas pornográficas a los catorce años (*). Con mamá no había escalera de incendios. O le contestabas o te quemabas viva. Y sin un extinguidor cerca, la miré a los ojos.
-Es una revista, má...
-Pero vos me estás tomando el pelo?... estás enferma o qué?... mirá... mirá (abriendo la revista a cachetazo limpio) hombres desnudos... mujeres desnudas.... asquerosa!
Realmente, un asco. La revista era de cuarta. Los modelos, los típicos de una época sin photoshop. Mientras mamá me miraba como si fuera una violadora serial de ancianos, vi que se caía de la revista un folleto turístico de la Torre de Pisa que yo usaba como señalador.
-Eeeehh, má... se cayó la Torre de Pisa...
-¿¡¿Que quéeee?!?! Los dientes se te van a caer... los dientes, del sopapo que te voy a dar si te veo otra vez con esta porquería... ¿me entendisteeeee?
Totalmente. Quién quiere una historia de sexo sin dientes.
Paralelamente pensaba que los municipios deberían tener un departamento de inspección de madres e, incluso, fijar un impuesto por hija y multas por paliza. La maternidad debería estar gravada y aportar a ganancias.Y nada de monotributistas. Responsables inscriptas.
De esa forma, muchas lo pensarían dos veces antes de meterse en estas complicaciones fiscales.

(*) NOTA DE LA ABUELA
Ay, pero cómo pude olvidármela allí? ¿Cómo?