jueves, 26 de enero de 2012

YO NO SOY UNA PAPA



Nací con cinco kilos cuatrocientos gramos. Ni más ni menos. Lo necesario para partir en dos a mamá.
Vi la luz en una clínica recién pintada y ninguna preparación para recibir a la mega bebé ni atender  a las mitades maternas. Será por eso que mamá valía por dos.
Todos miraban cómo se hundía el colchón sobre el que me apoyaban y cómo se tensaban los músculos de los brazos que me alzaban. No sabían muy bien qué hacer conmigo. Si usarme como mancuerna o dejarme en la cuna hasta que saliera por mis propios medios.
Iba de brazo en brazo como una super papa caliente. Hasta que se cansaron. Mi soledad de tubérculo neonatal me llevó a ser la más reflexiva de los bebés de la época.
Y decidí no crecer.
Aquellos cinco kilos  cuatrocientos gramos fueron mi primer exceso. Y son los mismos cinco kilos cuatrocientos gramos que siempre tengo que bajar pero se resisten a hacerlo. No es que los tenga de más. Es que no saben adónde ir.
Quizás se deba a que soy una inmadura, a que no quiero ser sólo una papa caliente (*), a que no me hago cargo de mis impuestos ni voy a todas las reuniones del centro vecinal. O simplemente, a que ese niño que todos llevamos dentro yo lo llevo también por fuera. Y es niña.
Debería pensar en eso cada vez que hago ejercicios. Una bebé se puede ir por mi transpiración y diluir a la que he sido.
-hey! me escuchás?
- emmm  sí?
-te decia si ya no usás la bici
-no, tomá, matate vos!
Y nunca más volví al gimnasio. (*)


(*) NOTA DE LA ABUELA 
Entonces, nena, sos papa.

2 comentarios:

  1. martitaaaa, cada vez más graciosa, más desopilante, más genial !! sos una genia. Punto. Te quiero. Yo, la tachi tachù

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  2. tachi? la de via aiende que se fue a paris? siempre tan divina, tan española, tan.... tan exagerada... inevitable quererte, pavota

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